
Las hipotecas son, para muchas personas, la única vía posible para adquirir una vivienda, ya que no siempre contamos con la liquidez suficiente para afrontar una compra de tal magnitud. En términos sencillos, una hipoteca es un acuerdo financiero que permite recibir un préstamo por parte de un banco o entidad financiera para la adquisición de un inmueble. A cambio, la persona solicitante se compromete a devolver el dinero prestado en un plazo determinado, sumando intereses y otros costes asociados.
Este tipo de préstamos cuentan con una garantía para los bancos o entidades: la propia vivienda que adquirimos. Esto significa que, en caso de impago, la entidad financiera puede quedarse con el inmueble para recuperar la cantidad prestada. En la formalización de una hipoteca intervienen dos elementos fundamentales: por un lado, el contrato de préstamo, en el que se establecen las condiciones de pago, los intereses y los plazos de amortización; por otro, la garantía hipotecaria, que respalda la concesión del préstamo con la propiedad en cuestión.
Ahora bien, a la hora de solicitar una hipoteca, son muchas las dudas que pueden surgir. Una de las más habituales es cómo influye un cambio de trabajo en la concesión del préstamo. ¿Puede un cambio laboral poner en riesgo la aprobación de una hipoteca? A continuación, te vamos a mostrar qué puede implicar este tipo de cambio de situación. ¡Sigue leyendo para conocer los detalles!
¿Cuáles son las características de una hipoteca?
Por descontado, el hecho de solicitar una hipoteca supone asumir un compromiso financiero a largo plazo. En la mayoría de los casos, se trata de un préstamo de una cantidad elevada, con unos determinados plazos de devolución que pueden extenderse durante varias décadas. Por ello, las entidades bancarias suelen realizar un análisis exhaustivo de la situación económica y laboral del solicitante antes de aprobar la concesión del préstamo.
Uno de los factores fundamentales en la concesión de una hipoteca es la estabilidad económica de la persona solicitante. Los bancos suelen tener en cuenta que la persona pueda tener unos ingresos recurrentes y suficientes para afrontar las cuotas sin riesgo de impago. Además, también suelen tener en cuenta el ahorro inicial disponible.
Generalmente, las hipotecas suelen financiar hasta el 80% del valor de tasación del inmueble. El importe que suelen conceder también depende de la capacidad de endeudamiento del solicitante, que, en la mayoría de los casos, no debe superar entre el 30% y el 35% de sus ingresos mensuales. Con estos datos, la entidad financiera puede establecer el plazo de amortización y la cuota mensual a pagar.
Otro aspecto importante es el tipo de interés, que puede ser fijo, variable o mixto, dependiendo de lo que ofrezca la entidad y de la elección del solicitante. También hay que tener en cuenta las comisiones asociadas al préstamo, como las de apertura, amortización anticipada o subrogación, que pueden influir en el coste total de la hipoteca.
Pasos para la concesión de una hipoteca

El proceso para obtener una hipoteca no es inmediato y requiere cumplir con varios pasos administrativos y financieros. En primer lugar, el solicitante debe reunir la documentación necesaria para que la entidad financiera pueda evaluar su perfil económico y laboral.
Una vez presentada la documentación, el banco realiza un estudio de viabilidad económica, que puede tardar desde unos días hasta varias semanas, dependiendo de la entidad y de la complejidad del caso. Durante este análisis, se suelen estudiar aspectos como los ingresos, la estabilidad laboral, el historial crediticio y el nivel de endeudamiento. En algunos casos, el banco puede solicitar información adicional para completar la evaluación.
Si la entidad aprueba la concesión de la hipoteca, se comunica al solicitante la oferta vinculante con las condiciones del préstamo, como el importe concedido, el plazo de amortización, el tipo de interés y la cuota mensual a pagar. En esta fase, también se debe realizar la tasación del inmueble, que servirá para determinar el valor de la garantía hipotecaria.
Finalmente, el proceso concluye con la firma del contrato ante notario y la formalización de la hipoteca. A partir de ese momento, el solicitante comienza a pagar las cuotas acordadas hasta la amortización total del préstamo. Teniendo en cuenta esto, vamos a pasar a hablar del quid de la cuestión.
¿El cambio de trabajo puede afectar a la concesión de una hipoteca?
Sí, sin lugar a dudas, cambiar de trabajo puede influir en la decisión del banco a la hora de conceder una hipoteca, y esto puede suceder tanto de manera negativa como positiva. Por ejemplo, si una persona con un empleo estable a jornada completa, con un sueldo de 1.800 euros al mes, decide cambiar de trabajo y aceptar una oferta con peores condiciones laborales, como un contrato temporal o una reducción de jornada con un salario inferior a 1.000 euros mensuales, la entidad bancaria puede considerar que el riesgo de impago ha aumentado y denegar la concesión de la hipoteca.
En cambio, si el solicitante tiene un empleo precario y consigue una oportunidad laboral con mejores condiciones, como un contrato indefinido con un sueldo más elevado, esto puede jugar a su favor y aumentar las probabilidades de obtener la hipoteca.
Además, los bancos también tienen en cuenta los años de antigüedad en el puesto de trabajo. Una persona que lleve varios años en la misma empresa suele ser considerada más solvente que alguien que ha cambiado de empleo meses atrás. Sin embargo, si el cambio es hacia una empresa más estable o que ofrece mejores condiciones salariales, la entidad puede interpretar este cambio como una mejora en la situación financiera del solicitante y conceder la hipoteca más fácilmente.
En aquellos casos en los que el solicitante ha cambiado de trabajo recientemente, puede ser recomendable contar con el asesoramiento de brokers hipotecarios para encontrar la mejor opción de hipoteca. En este sentido, podemos decir que plataformas, como https://www.brokersfinance.es/, que te pueden proporcionar expertos que pueden negociar para obtener la mejor hipoteca dependiendo de tus intereses.
¿Qué otros factores pueden influir en la concesión de una hipoteca?
Además del empleo y la estabilidad laboral, los bancos tienen en cuenta otros factores antes de aprobar una hipoteca. Uno de ellos es el historial crediticio. Un solicitante con deudas impagadas o con incidencias en registros de morosos puede tener mayores dificultades para conseguir financiación.
También se evalúa el nivel de ahorro. Cuanto mayor sea la cantidad ahorrada para la entrada de la vivienda, menor será el riesgo para el banco, lo que puede facilitar la concesión del préstamo. Otro aspecto importante es la edad del solicitante, ya que las hipotecas suelen tener plazos largos y las entidades prefieren otorgarlas a personas más jóvenes que puedan completar el pago antes de la jubilación.
Por último, también podemos decir que la existencia de avalistas o la posibilidad de contratar productos adicionales, como seguros de vida o planes de pensiones vinculados a la hipoteca, pueden influir decisivamente en la decisión del banco de forma positiva.
Ahora bien, cambiar de trabajo puede afectar significativamente a la concesión de una hipoteca. Dependiendo de si el cambio supone una mejora o un empeoramiento en la situación laboral y económica del solicitante, el banco puede considerar el préstamo como viable o, por el contrario, rechazarlo por falta de estabilidad.
Para evitar problemas en el proceso de concesión de una hipoteca, es recomendable planificar bien cualquier cambio laboral antes de solicitar el préstamo y, si es necesario, contar con asesoramiento especializado. La clave reside en demostrar solvencia, estabilidad y capacidad de pago, lo que permite asegurar que el banco vea en el solicitante un perfil de bajo riesgo para la financiación de su vivienda.